Movilidad Responsable
MOVILIDAD RESPONSABLE: Brandon Martínez Acuña
MOVILIDAD
RESPONSABLE
Por: Brandon Martinez
Acuña
Primero que nada hay que dejar
en claro el concepto de movilidad responsable o bien movilidad sostenible.
Movilidad sostenible es un
concepto nacido de la preocupación por los problemas medioambientales y sociales
ocasionados por la generalización, durante la segunda mitad del siglo XX, de un
modelo de transporte urbano basado en el coche particular. Los inconvenientes
de este modelo, entre los que destacan la contaminación del aire, el consumo
excesivo de energía, los efectos sobre la salud de la población o la saturación
de las vías de circulación, han provocado una voluntad colectiva por encontrar
alternativas que ayuden a paliar los efectos negativos de este modelo y a idear
un nuevo modelo de ciudad sostenible.
Se entiende por actuaciones de
movilidad sostenible aquellas que ayudan a reducir dichos efectos negativos, ya
sean prácticas de movilidad responsable por parte de personas sensibilizadas
con estos problemas (desplazarse a pie, en bicicleta o en transporte público en
lugar de en coche siempre que sea posible, compartir un coche entre varios
compañeros para acudir al trabajo, etc.), desarrollo de tecnologías que amplíen
las opciones de movilidad sostenible por parte de empresas o decisiones de las
administraciones u otros agentes sociales para sensibilizar a la población o
promover dichas prácticas.
Esto se basa en:
Personas: en el centro de la
actividad para la búsqueda de una movilidad más segura, sin accidentes, sin
pérdidas.
Sostenibilidad: Porque los
desplazamientos de Personas no tienen por qué estar reñidos con el cuidado al
Medio Ambiente por el que nos desplazamos.
Smart: Porque la tecnología es
la mejor aliada para aportar soluciones inteligentes, económicas y sostenibles
que mejoren la Movilidad.
Concienciación: Sólo a través
de una meta común y aunando los elementos anteriores podemos cambiar las cosas.
Nosotros queremos difundir que otra forma de Movilidad, más sostenible,
inteligente, económica y segura, es posible.
Las
políticas para potenciar una movilidad sostenible deben contemplar varios
objetivos:
·
configurar un modelo de transporte más
eficiente para mejorar la competitividad del sistema productivo.
·
mejorar la integración social de los ciudadanos
aportando una accesibilidad más universal.
·
incrementar la calidad de vida de los
ciudadanos.
·
no comprometer las condiciones de salud de los
ciudadanos.
·
aportar más seguridad en los desplazamientos.
Algunas
políticas públicas validas son las siguientes:
Planificación
y diseño urbanístico favorable a la movilidad sostenible. Las
ciudades deben dar una prioridad a un diseño urbanístico que favorezca los
modos no motorizados, la mezcla de usos urbanísticos, aplicar la proximidad de
servicios y no lejanía, en nuevos procesos de urbanización y una regulación
responsable del uso del coche en la ciudad.
Fiscalidad
favorable al uso de la eco-movilidad. Los modos de transporte
público, bicicleta, automóvil compartido deberían disfrutar de deducciones
fiscales a través de procedimientos que eviten el fraude, como se lleva a cabo
en países como Bélgica. Así mismo deberían subvencionarse la adquisición de
vehículos eléctricos e híbrido eléctrico -también las bicicletas eléctricas,
puesto que son las más eficientes- y de otros vehículos de bajo consumo unitario
y de bajas emisiones.
Cambio
en los modelos tarifarios del transporte público. Los
sistemas tarifarios de las redes urbanas y metropolitanas de transporte público
deben evolucionar a escenarios donde domine de forma clara el uso de abonos con
tarifa plana, bien mensual, trimestral o anual, hasta situarlo en un nivel de
uso del 70-80%.
Electrificación
del transporte público urbano. Bien con la construcción de
redes de tranvía, bien por el cambio de flotas de autobuses de motor de
explosión por otros híbridos.
Dentro
de la ciudad la prioridad debe ser la gestión y la pacificación del tráfico.
Cambios
en el enfoque institucional para gestionar la movilidad.
Proyección
vial a futuro, la planeación de las infraestructuras urbana
tiene que proyectarse a la posterioridad dependiendo el crecimiento poblacional
de un determinado sitio.
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